El nombre parece derivar de la palabra italiana 'ciaramella', un histórico instrumento de viento de madera, que evoca la forma circular del pastel. Las coloridas almendras garrapiñadas con las que se adorna el pastel representan la buena suerte. Se dice que en la antigüedad las muchachas hacían “ciaramicola” en Semana Santa con los colores de la ciudad de Perugia (blanco y rojo) para recordar a sus novios en los barrios de la ciudad.