Al comprar un radicchio fresco, es muy importante que las hojas estén brillantes y que no estén demasiado marchitas ni demasiado húmedas, porque el exceso de agua puede causar la pérdida del contenido de vitaminas. Ya que la guardas en la nevera, y para evitar que demasiada humedad dañe las hojas, guárdala en una bolsa de papel. Además, para quitarle el sabor demasiado amargo, remójalo en agua fría y luego aliña con un buen vinagre balsámico.