Los jarretes de vacuno y de ternera se obtienen a partir del corte de carne presente en la tibia del animal, que contiene así una carne muy tierna acompañada del hueso, que aún conserva la médula en su interior. En general, se acostumbra preferir el ossobuco obtenido de las patas traseras de ternera o de ternera, ya que estas últimas suelen ser más ricas en carne: a la hora de elegir el ossobuco hay que asegurarse de que sean de un color intenso y que aún tengan algo de tuétano. De color claro y claro, además de caracterizarse por una buena consistencia. También existen jarretes elaborados con carne de pavo, aunque son mucho menos comunes.
Uso en cocina
Entre las recetas más populares a base de jarretes de ternera se encuentra sin duda la milanesa acompañada de risotto, con predominio absoluto de las recetas guisadas.
Conservación
La conservación de los jarretes se puede realizar bien en el frigorífico (durante un par de días, con la carne envuelta en papel) o incluso mediante congelación.
Curiosidad
Entre los segundos platos de carne más sustanciosos y de larga digestión se encuentran sin duda los muslos.